Una suave brisa me levanta cada mañana, siento como el viento atraviesa mi ser dejando sólo bocetos de mis ideas y mis planes, y se lleva consigo las reliquias de lo que pensé e hice.
Ahora camino, mis pies que anoche parecían cansados de bailar han vuelto a tomar vuelo. Mis manos van desamparadas en busca de una piel, y mis labios van celosos de dar besos pero deseosos de una pasión.
El aire ha traído consigo una melodía, que hace que mi cuerpo se ponga a bailar, mi figura se mueve con gracia y hasta parece flotar por el camino empedrado. Voy de lado a lado coqueteando y dejándome tentar por nuevas aventuras.
El ritmo se ha vuelto encantador y mi corazón ha empezado a tararear. Mi mente lo sabe. Va enfocada sobre la vereda que mis ojos no quieren ver, voy ciega ante la vida. Pero mi mente ve claramente el aire que traspasa mi alma, el ritmo que ha encantado a mi ser, mis manos y mis labios buscan a sus equivalentes pero aguardan callados, y mis pies siguen danzando sin parar.
Mientras, mi corazón tararea y mi mente lo sabe.
martes, 22 de noviembre de 2011
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