Veníamos de gira, tocaba el cantabar, el equipo venía en la camioneta, llegamos al evento, alguien faltaba y solo a mi llegó la conciencia de que algo grande, algo importante estaba olvidándose.. Voltee y vi,... abrí la cajuela... bendita cajuela...
Tras las copas y botellas, los cantos y las luces, solo dos hermosas cosas me mantenían picada... picada con una historia que se venía desenvolviendo..
Un porte, una elegancia, una masculinidad... un rokero estaba llamando tooooda mi atención.
Un brindis.. mis preguntas.. mi intención... que agresión de intensión.
El rokero entonces, fue mas lindo y sutil que intenso, fue mas amable y caballeroso, mas nervioso que en escenario.Con un ritmo, toca el yambé, los tambores, la bataka... un sonido, el arreglo musical, su energía, que con las baritas expresa en la batería.... q rokerO..
Una barda, bendita barda... mis intención, que agresión.. mis ganas de robarle un beso, de conocer como se siente, como se siente besar a un rokero.
Una galletita de la suerte, con mas que felicitaciones, su mirada me llamaba a través del cuarto, sin importar al DJ, ni las cervezas, ni las mesas, ni los invitados.
Una tarde, tras extrañar al rokero, bendita tarde; el sol, la calle, sus manos, mi mirada.
Bendita cajuela que abrí.. fue mas como una puerta que tenía que abrir, bendita barda, mas que una muralla que se destruye con el paso de un mes, bendita tarde que marcó mi destino..
existirá ese destino?
Sólo se... que me enamoré de un RockstAr
lunes, 6 de octubre de 2008
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