El hoyo en mi pecho..

¿Cómo late un corazón sin estar en el pecho? ¿Como late el pecho mismo sin tener corazón? Cómo el mundo parece cerrar su telón, hundiendo todo en el mismo hoyo que hundió al corazón. ¿Dónde estás mi corazón? ¿En una caja de zapatos llena de papelitos y cartas? ¿En Tabasco? ¿En mi ilusa idealización del amor? ¡Dónde estas corazón! El hoyo que se lo comió no parece saciarse, ya se lleva consigo la tranquilidad de mis manos y atrae a mis lágrimas y mis sonrisas. ¿Qué es este hoyo tan profundo y tan boráz? Mi corazón se ve que está ahí; hundido entre los mares de mis lágrimas y el temblor de mi alma, ahogado en mi dolor de cabeza y mi debilidad corporal. En mi mano tengo un salvavidas, seré muy cobarde puesto que no me atrevo a salvarlo, ¿Qué tal si el hoyo me jala por la cuerda y me hunde junto a mi corazón? ¿Es la única manera de estar de nuevo con él? Tú estas a mi lado, por favor salva mi corazón. Devuelve mis latidos y mi corazón a mi pecho, devuelve la firmeza de mi ser y mis manos, devuelve el abanico de sonrisas a mi cara, devuelve tranquilidad a mi cabeza. Te daré también un hilo y una aguja, para que enmiendes con un parque ese hoyo y que jamás pueda volverse abrir. Espero no tener que lavar mi corazón, no vaya a ser que se abra mi parche y se jale de nuevo mi ánima. Puede ser que con el tiempo mi corazón se ensucie, puede que sea necesario lavarlo, pero no lo haré. Prefiero quedarme con mi corazón sucio y viejo, lleno de parches y cicatrices.
¡Tú no eres cobarde! ¡Salva mi corazón! Este Hoyo no es tan grande para jalarte a ti, y si lo logra tendré que lanzarme yo, pues vivir sin mi corazón es algo, pero vivir sin ti es mucho peor.
Por eso es bueno siempre tener a lado a un caballero valiente, un salvavidas y un buen costurero. ...recuperame...

¡No te quedes ahí sentado! ¡No sueltes mi mano, no soltaré la tuya!
Salva mi corazón.