miércoles, 7 de octubre de 2009
Good Vibrations
El color de mi cara va subiendo moderándose a un rojo carmín, que como el calor que se siente, me obliga a voltear mi rostro en busca de aire. Aire para aliviar también la sonrisa que abanica tu mirada. Alejo mi mirada para tratar de estabilizar el temblor de mi piel, mis manos y las rodillas que has logrado controlar. También controlas mis sonrisas, que tan maestro y profesional las manejas con destreza y cotidianidad. La elocuencia también se ha vuelto cotidiana, tanto que ni el amanecer puede cesarla, a mis delires y debrayes los haces estallar. Como mis sonrisas y la elocuencia, te has vuelto cotidiano, pero en absoluta espontaneidad y sutileza para hacer del nerviosismo y la emoción, dos sentimientos conjuntos y totalmente abruptos a mi zen. Aún así logras ser el Dalai que tranquiliza, que se acomoda a mi forma de ser. Me he dado cuenta de la facilidad que tienes para erizar mi piel, de tu habilidad de hacerme suspirar y tu capacidad de promover mis sonrisas.
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1 comentario:
Me gustó mucho tu Blog, tienes un estilo muy padre.
Saludos!
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