Vagabunda de mi sabiduría sólo vivo de mi experiencia, siempre atónita ante las excepciones de asombros que me da la cotidianidad y muchas veces, y melancólicamente, esa rutina de la cual muchos somos amantes. Como un naufragio cognitivo navegando a la deriva del destino, un día el sol u otro la lluvia… Tengo que aceptar que he dejado de ver por los telescopios a las estrellas buscando a darme una respuesta si no exacta alguna esotérica, y también he bajado los binoculares pues no busco tierra en donde desembarcar, tal vez algún día de mi largo viaje choque con algún otro barco cuyo navegante también haya quemado su mapa y roto su compás y decidamos juntos navegar hasta el sin fin de estos mares.
Mientras yo iré dejando atrás todas esas cosas que hagan que mi barco de hunda, guardaré los cañones y las balas para cuando sean necesarias, y levantaré todas las mañanas el hasta q sostenga la bandera que identifique mi barco, y por las noches dispararé al aire dos bengalas y no precisamente para que me rescaten si no para observar su belleza bajo el cielo que buscaré que siempre esté estrellado y que la luna nunca se me escape detrás de los horizontes para que sea ella quien alumbre mis nortes y mis sures, mis estes y oestes..
jueves, 27 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
Porqué ir a la deriva esperando encontrar quién te de rumbo. Simplemente navega y en una de esas la marea se vuelve a tu favor. Que bien q pudiste regresar al blog!!!
jajaja no que me den rumbo.. si no que juntos busquemos nuevos horizontes...
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