jueves, 16 de julio de 2009

Incomprensible entendimiento

Así como los pirules brillan dorado en el sol, la banqueta se vuelve un mar de cemento que insita a seguir caminando, el viento que choca contra mi cuerpo son mareas de sueños juveniles e incomprensible entendimiento de felicidad.
El sol hace de las suyas obligando a cerrar mis ojos que como vampiros anhelan los lentes, sin embargo mi piel goza extremadamente del calor que provoca su presencia. La gente hace sus cosas, los coches pasan sin cesar por la Av Chapultepec que va hacia las Lomas.
Sigo caminando por el pavimento, y de regreso las callecitas me invitan a bajar del camión para recorrer sus olas de suelo duro, para que antes de llegar a mi mesón, siga sonriendo con un incomprensible entendimiento de felicidad.
Las canciones en mis oídos por mas amargas que sean y mas desamores que cuenten, en mi sólo dejan un buen sentimiento, como el que deja un expresso después de comer, o un té antes de dormir: amargo pero incomprensiblemente espléndido.
Mi ojos no buscan atracciones el día de hoy, miran sin ver el camino, la gente y los coches, miran sin ver las casas, las puertas y los reflejos. Mi boca que rara vez se calla no pretende romperse en palabras, se mantiene serena y sentada como mis ojos miran sin ver.
Mis manos se dedican a sentir el bailoteo del viento sobre el pavimento que que mis ojos miran sin ver, y únicamente se dichan de goce cuales palabras que no salen de mi boca: serenas y sentadas.
No me da tiempo de suspirar, me roba el suspiro lo que comprende mi ser, me roba el suspiro, la agitación de mis manos, el sonido de mis palabras, y el observe de mis ojos un incomprensible entendimiento de felicidad.

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