Parecía un esenario tenebroso, lleno de cruces, en ellas tres simples letras separadas por puntos (R.I.P) y debajo el nombre del difunto. La noche olía a Pericón, Cempazutchil, mandarinas y copal.
No era una noche fría, de hecho era el clima perfecto que se bailoteaba bajo la ultima y enorme luna de Octubre, que además de ser muy blanca, alentaba a las estrellas cantar canciones de amor.
Después de mucho trabajo todo el día porfin me dió tiempo de descanzar y decidí acostarme entre todas las tumbas en las que en dos de ellas señalaban nuestros nombres.. y llegaste tú.. asi como la rola, y te acostaste a mi lado.
después de contarnos cosas que no tenian gran relevancia, llego un momento en el que no habia necesidad de usar las palabras para que nuestros ojos y sentimientos nos hicieran decir un -te quiero- tan intenso como un -te amo-.
Y no era tanto el poder de los ojos que hacian de esa noche tan especial, si no, el poder que tenian nuestras almas de jugar y bailar juntas al ritmo de dos corazones que cantaban como las estrellas, canciones de amor.
Esa noche un poco mas tarde, nuestro esenario de cocina escolar marcó por siempre nuestras vidas con un beso. Y ahora, hasta la fecha, recuerdo esta noche como la noche de las cruces, las estrellas, la luna y mucho, pero mucho amor.
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2 comentarios:
Todavía no logro olvidarte, todavía estas en mi ser. No se que buscaba de niña, pero ahora entendí que tu eras mi Principe Azul
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